agosto 31, 2007

Muñeca de trapo

Todo empieza como una broma. Os escucho mientras escribo. Muñeca de cera, muñeca de trapo. Después vamos las tres hacia la playa y mientras caminamos, mi madre la canta y nosotras la repetimos. El rato que estamos frente al mar, seguimos cantándola. La repetimos una y otra vez para aprendérnosla, y nos reímos sin parar. Al volver a casa buscamos la letra, y después encontramos un video. Conectamos los cables, la música sale por los altavoces e invade el salón, y nosotras bailamos. Poupeé de cire, poupeé de son. Y siento que una sensación positiva me llena el estómago. Bailo con mi madre al lado, y con mi madre dentro. Otra vez vuelvo a la infancia.

Juegos de niñas

Me gusta saber que también puedo enseñarte algo: a jugar a las cartas, a andar en bici por caminos asfaltados por los que también van coches, a escribir historias. Me gusta verte delante y que confíes en mi incluso para perdernos por los caminos. Es posible también, que por eso no me pierda. Me gusta jugar contigo a las cartas, montarme en la bici, hacerme dos coletas y sacar a pasear a la niña que llevo dentro. Me gusta que me recuerdes que está bien ser un poco traviesa, que se puede jugar a las cartas y, además, hacer alguna trampa. Me gusta ser tu cómplice, que aceptes todos los planes que te propongo, que te animes a crear personajes, que aceptes de nuevo mi juego. Me gusta recordar contigo que no hay que tomarse la vida tan a pecho ni dar importancia a las tonterías; y reírme todo lo que puedo y ver cómo te ríes todo el rato. Me gustaste desde el momento en el que supe que ibas a nacer y lo más probable es que me sigas gustando toda la vida.

agosto 30, 2007

Nombres

"El árbol que andas buscando a veces se llama sol,
o también lago, o nube.
Pero también puedes llamarlo mar, arena o viento.
En cada uno de ellos encuentras el árbol de la vida.
Lo que te ha engendrado está producido por otro,
y así sucesivamente.
Lo que tú llamas padre, para otro es hijo.
Si te atienes a los nombres pierdes de vista el Uno.
Los nombres son muchos, mientras que el Uno es único.
Ese es el árbol que estás buscando.
Te has tomado tu misión al pie de la letra,
por eso has fracasado.
Así fue como descubrió las raíces del árbol,
buscando en su propio corazón. "

Rumi

Cuando hace frío

Conecto contigo, trato de visualizarte, "vamos a hablar", te digo, "cuéntame qué pasa ahí dentro". Sé que te gusta tomarte un tiempo antes de responder, por eso no digo nada, y espero, en silencio, una respuesta, una imagen, un latido, algo que me diga que sigues aquí. No te veo ni te siento, y tengo frío. Me pongo una manta por encima y me acurruco poniendo la cabeza cerca de donde sueles estar. Entonces empiezo a sentirte y me alegra que estés aquí. Creía que hoy no latías, pero lo haces tan deprisa que me vuelvo a confundir. Por eso te digo que hoy no comprendo tu lenguaje. ¿Qué me quieres decir cuando utilizas esas palabras? Esperaré a que vuelvas a recuperar tu ritmo, tu color, tu latido habitual. No hay prisa. Cuando tengas ganas, cuando quieras hacerlo.

agosto 29, 2007

Luna

Me gustaría saber qué haces por las noches cuando nos dormimos, si entras en los sueños, si te quedas en el mar, si te hundes en las nubes. Me pregunto qué hago cuando te miro para que a veces me den ganas de abrir las alas y volar y otras no quiera moverme de aquí. Cómo eres capaz de producir esa alquimia de luz y oscuridad. Cómo puedes hacer que la noche parezca el día, que la gente nazca, baile y muera a tu lado. Cómo estabas el día que abrí los ojos. Dónde duermes cuando los cierro. Me gustaría saber de dónde vienes y hasta cuándo te vas a quedar. Hasta dónde eres capaz de crecer, y hasta dónde de menguar. Cómo cambia el color de tu cara. Dónde te escondes cuando no puedo verte. A dónde vas cuando no te gusta lo que ves. Si alguna vez tienes ganas de llorar.

agosto 28, 2007

La risa



Decimos que vamos a pescar, pero en realidad solo vamos a hacer fotos a las piedras, al mar, a las olas. Sí, vamos a pescar, pero no tenemos caña y nos sacamos fotos a nosotras mismas poniendo las caras más raras que somos capaces de poner. Lo hacemos para mirarlas y tener un motivo más para reírnos, para pasarlo bien. Cuando nos reímos nos dan ganas de saltar y también de bailar. Y la playa está llena de pescadores, hoy es una buena noche para ellos, y nosotras riéndonos en la orilla, sin caña, sin intención de pescar. Solo hemos venido a mirar. Y abrimos los ojos y miramos. Y nos miramos y nos reímos, a veces se nos escapa una carcajada y el placer es inmenso; y otras solo nos miramos, y nos reímos. Y comienza a oscurecer y el cielo deja de ser azul y al fondo, como si se proyectara en una pantalla de cine, aparece la luna llena, blanca en el primer momento, naranja poco después. Y sigues riéndote y no puedo evitarlo, cómo no reírme contigo.

Cómo trepar al árbol de la vida

"¿Y qué se aprende escribiendo? Primero y principal, uno recuerda que está vivo y que eso es un privilegio, no un derecho. Una vez que nos han dado la vida, tenemos que ganárnosla. La vida nos favorece animándonos y pide recompensas.
Así que si el arte no nos salva, como desearíamos de las guerras, las privaciones, la envidia, la codicia, la vejez ni la muerte, puede en cambio revitalizarnos en medio de todo.
Segundo, escribir es una forma de supervivencia. Cualquier arte, cualquier trabajo bien hecho lo es, por supuesto.
No escribir, para muchos de nosotros, es morir.
Debemos alzar las armas cada día, sin excepción, sabiendo quizá que la batalla no se puede ganar del todo, y que debemos librar aunque más no sea un flojo combate. Al final de cada jornada el menor esfuerzo significa una especie de victoria. Acuérdense del pianista que dijo que si no practicaba un día, lo advertía él; si no practicaba durante dos, lo advertían los críticos, y que al cabo de tres días se percataría la audiencia.
Hay en esto una variante válida para los escritores. No es que en unos pocos días se vaya a fundir el estilo, sea lo que fuere.
Pero el mundo le daría alcance a uno, e intentaría asquearlo. Si no escribiese todos los días, uno acumularía veneno y empezaría a morir, o desquiciarse, o las dos cosas.
Uno tiene que mantenerse borracho de escritura para que la realidad no lo destruya.
Porque escribir facilita las recetas adecuadas de verdad, vida y realidad, que permiten comer, beber y digerir sin hiperventilarse y caer en la cama como un pez muerto.
En mis viajes he aprendido que si dejo de escribir un solo día me pongo inquieto. Dos días y empiezo a temblar. Tres y hay sospechas de locura. Cuatro y bien podría ser un cerdo en un lodazal. Una hora de escritura es un tónico. De nuevo en pie, corro en círculos clamando por un par de polainas limpias."

Ray Bradbury. Zen en el arte de escribir.

Amado monstruo

"De vez en cuando, llega una voz inesperada que nos devuelve la confianza y nos sirve de estímulo para continuar viviendo"

Javier Tomeo. Amado Monstruo

agosto 27, 2007

Volver

"Por volver como eres; por volver como somos.
Por la inmensa sonrisa de tus cansados ojos.
Por volver donde alguien te quiere sin que vuelvas.
Por poner a los míos con un poco más de luz."

Pedrá.
Extremoduro

agosto 26, 2007

Los sueños




Escucha, mi vida, este mensaje es para ti. Hoy he soñado lo mismo que ayer, y que antes de ayer y que todos los días desde que regresamos de allí. Escucha, mi amor, puede que haya llegado el momento. Si miras de nuevo tus alas, es posible que hoy te animes a hacerlo. Confía, es sencillo. Necesitas tus manos, la brocha, los botes de pintura y tus sueños, eso es todo. ¿Listo? Comenzamos: pones tus sueños delante de ti. Con la brocha y los botes de pintura, los llenas de los colores que tienen tus mejores días y, después, les das una mano de luz y una capa de brillo. Ahora, es tiempo de que estires la imagen, que la hagas grande, para que quepas bien en ella. ¿La tienes? Pues adelante, camina y entra en ella. ¿Estás? Pues abre bien tus sentidos, déjate impregnar por tus sueños, vas a descubrir a qué huelen, cuál es su sabor, si su tacto es cremoso, como una pasta de dientes o suave como la arcilla húmeda. Siente qué te producen por dentro, y escucha, puede que al fin descubras que tus sueños también tienen música. Es posible que escuches cómo late tu corazón. Claro, los sueños, también están vivos. Y juntos, podéis ser uno. Como los pájaros cuando se funden con el viento.

agosto 25, 2007

Naturaleza




Hay días, como hoy, en los que el mar se despierta furioso y nos ruge con sus olas, que llegan más allá de lo que llega una marea alta. El mar nos grita para que le hagamos caso, y hoy no tiene ganas de balancearnos ni de acunarnos para que nos quedemos dormidos. Hoy, por el contrario, el mar quiere vernos despiertos, nos pide que abramos los ojos de una vez. La playa está llena de basura: bolsas de pipas, de patatas, de galletas que alguien comió mientras miraba el mar y, después abandonó vacías en la orilla, botellas de plásticos, latas de refrescos, vidrios rotos, un bote de cloro, cáscaras de naranja, piel de plátano, un flotador pinchado, una nevera que ya no enfría, y hasta carbón. El mar nos grita que nuestra basura mata a los habitantes del mar, que ellos se mueren y que el equilibrio submarino se descompone. El mar nos pide un poco de respeto, igual que nos lo piden los bosques, las plantas, la tierra. La naturaleza nos ruega que le prestemos un poco de atención, que seamos responsables, que cuidemos la vida, y hasta nos da una opción por si no queremos hacerlo por ella: que lo hagamos por nosotros, por nuestros hijos, por los que nacerán mañana. Esta mañana el mar se ha despertado furioso, y el viento, se ha aliado con él para levantar olas y para gritarnos al oído: ¡despertad!

agosto 24, 2007

Cartas a Lucilio

"De una sola cosa querría convencerte: de que siento cuanto digo, y no solamente lo siento, sino que le tengo aprecio"

Séneca

agosto 23, 2007

Mi abuelo Joaquín

Hoy me he encontrado con este regalo, la poesía que mi abuelo Joaquín escribió el día de mi primer cumpleaños. Es uno de mis tesoros. Está escrita a máquina en uno de esos papeles amarillos en los que tanto le gustaba escribir poesías (con la garantía Salvat, firmaba). Y hoy me ha apetecido escribirla, más que nada por incrementar las posibilidades de conservarla, y al hacerlo me he metido de lleno en su piel de poeta y abuelo y su imagen se me ha hecho tan cercana que, me han dado ganas de rendirle un pequeño homenaje. "No te imaginas, abuelo, lo que es Internet, si quisieran, hasta en Japón o Australia te podrían leer y sabrían que eres un poeta, que siempre lo fuiste. Gracias por este precioso regalo, por el cariño que me diste, por lo que me hiciste reír, por trasmitirme tanto amor por los libros, por las historias, la escritura y el buen humor. Que te llegue mi beso."

A MI NIETA

Reir alegres conmigo
En esta feliz mañana
Cantar, lindos pajarillos,
Y repica tú, campana,
¡Que es el santo de mi nieta…!
La más preciosa de España.

Es inmensa tu alegría
Y tu hermosura, sin par,
Como hija de la Chati
Y de Joaquín, a la par.

Quiero decirte, Virginia,
Con cariño y mucho amor,
Que, como dice tu padre,
Eres una roja flor.

Tienes aires de gitana
Y cara de Macarena,
Como nacida en Logroño
Y bautizada en Albelda.

Eres tan linda, chiquilla,
Como una hermosa mezquita,
Por eso te quiere el Poti
Y te adora mi Pengrita.

Quisiera terminar esto
Entre estrellas y luceros,
Y decirte, muy dichoso,
Que te adoran tus abuelos.

Joaquín Ruiz
Septiembre, 1977

El barón rampante

"Tan grande es la fuerza y la certeza que ese árbol pone en ser árbol, la obstinación de ser pesado y duro, que se expresa incluso en sus hojas"

Italo Calvino. El barón rampante.

agosto 22, 2007

Las palabras

“Las palabras, como los rayos X, atraviesan cualquier cosa, si uno las emplea bien."

A. Huxley. Un mundo feliz.

Cuarto de juegos





Puedo comunicarme contigo a través de las olas. Podemos jugar a través de ellas e intercambiarnos nuestros juguetes. Me mandas el caballito en el que te montas para ir a buscar hadas y yo te mando, en una espuma blanca, las caracolas que me gusta ponerme en el oído. Me lanzas una pelota de colores que cae directa en mis manos y yo dejo en las tuyas mi muñeca de trenzas largas y pelirrojas. Y un pez amarillo salta de una ola a otra. Pones tus acuarelas en otra ola y yo te envío mis pinceles. Pintas un árbol verde de hojas y rojo de flores y al venir hacia aquí se cruza con la estrella naranja que yo he dibujado para ti. Envías tu colección de cromos de Willy Fog dando la vuelta por el mundo y yo te mando la de D´Artacan con sus mosqueteros. Llenamos el mar de soldaditos de plomo y de clicks de famobil. De chocolate, de gominolas, de caramelos de fresa y de limón. Me mandas un globo y yo a ti una cometa. Una varita mágica, el gorro de Merlín. Unos duendes, un elfo. Los comics de Tintin, un tomo de Super Humor. Un tirachinas de madera, una espada de plástico. Una armónica, una flauta. Y el mar es hoy nuestro cuarto de juegos.

agosto 21, 2007

Las ciudades invisibles

“El infierno de los vivos no es algo por venir; hay uno, el que ya existe aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Hay dos maneras de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de dejar de verlo. La segunda es riesgosa y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacer que dure, y dejarle espacio.”
Las ciudades invisibles. I. Calvino

Sintonía

Se ve todo tan diferente desde aquí fuera, que no me puedo quedar callada. Le he dicho que para mi él es el hombre que más enriquece esta ciudad. Regala su sonrisa al que se acerca a su puesto a comprar una margarita y también a todo el que pasa cerca de él, y así, su sonrisa se extiende por toda la ciudad. Cuando él regala su sonrisa, la persona que la recibe se va sonriendo, y si se encuentra con alguien o si cruza su mirada con otra persona, esa persona se contagia y también sonríe. He notado que a las doce del mediodía ya no hay niños llorando y que de las ventanas y de los patios del colegio salen risas. Todo aquél que le mira comprende en seguida lo sencilla que es la vida, se le ve tan tranquilo ahí, tomando el sol, en su silla de madera. Y es agradable ser humilde y no tener prisa, ni necesidad de subir montañas o tener lujos. Desde su silla comparte la sabiduría que tiene en los ojos con aquél que la quiera mirar y además de llenar la ciudad de sonrisas, la llena de flores. Cuando llega la tarde, las margaritas aparecen en las puertas de los colegios en las manos temblorosas de los adolescentes con granos que esperan que su primer amor salga da clase, y en las puertas de los edificios y de las oficinas, señores y señoras esperan con sus margaritas a que salga la persona querida. Las margaritas llegan a las habitaciones de los hospitales y alegran los cuartos de los enfermos, acompañan las casas de los solitarios y los niños vuelven a casa con una en la mano para regalársela a su mamá; y cuando las deshojas dicen sí, te quiero. Y cuando llega la noche, el mundo se acuesta con una sonrisa y el olor a flores penetra en sus sueños y por la mañana se levantan bien, llenos de vida, deseando volver a verle.

agosto 20, 2007

Rojo




Mi padre me puso una caja de cartón en las manos. Por el peso sentí que lo que había dentro era un ser vivo, así que, lo primero que me vino a la cabeza fue la imagen de un gato. ¡Es un gato! pensé. Sin embargo, cuando lo abrí, lo que había dentro no era un gato, si no un corazón grande y rojo que latía vivo, con sus aurículas y sus ventrículos. Reconozco que al principio me impresionó un poco, nunca había visto un corazón tan de cerca; pero pronto me acostumbré a su sonido, a sus latidos, a su compañía, y me gustó. Por eso comencé a jugar con él, a leerle cuentos, a contarle historias. Creo que por establecer una forma de comunicación conmigo, él también se animó a escribir y a contarme historias, y fue así como yo aprendí a escucharle y a hacerle caso. A pesar del cariño que le tenía y lo mucho que me gustaba lo que decía, me daba vergüenza que los demás lo vieran y más miedo aún que lo tocaran. Era tan delicado que no sabía cómo iba a reaccionar. Hasta que un día me animé a sacarlo a la calle y, entonces, vi como la gente se acercaba a mirarlo y me gustó tanto que le sonrieran, que los otros acercaran también sus corazones, que comencé a compartirlo y, así, descubrí que mi corazón era aún más feliz al roce con otros corazones y que hasta era capaz de bailar. Así que fui dejándole cada vez más libre, para que él mismo se desenvolviera a su antojo por el mundo. Ahora me siento bien aunque a veces no pueda verlo ya que, esté donde esté, haga lo que haga, lo sientro dentro de mi, como si estuviera ahí, latiendo. Creo que este regalo que me hizo mi padre ha sido el mejor de todos los que he recibido, mejor incluso que si me hubiera regalado el gato más bonito del mundo.

agosto 19, 2007

El centro

Ayer por la noche todo se oscureció un poco y, por un momento, perdí de vista mi centro. Por eso esta mañana he ido al mar a buscar un poco de luz. El día estaba blanco en el cielo y blanca estaba el agua del mar. El sol salía a ratos y a ratos se escondía, pero es cierto, hacía lo que podía por dejar en el agua un reflejo de luz. Vuelvo a casa y me encuentro con un mensaje tuyo, y tus palabras me dan justo en el corazón. Siempre tienes la palabra más adecuada, la que uno necesita. Me das en el centro, recobro la confianza y el día se ilumina. Gracias.

agosto 18, 2007

Memes



Me levanto por la mañana y me encuentro con un mail de Mariana en el que me reta (utiliza esta expresión) a escribir mis 8 memes. ¿Memes? En la vida había escuchado esa palabra pero si me dejo llevar por su sonido me lleva a la infancia y veo a un bebé muy pequeño diciendo sus primeras palabras. Por suerte, Mariana tiene la delicadeza de adjuntarme un enlace que me lleva directo a sus memes y de los suyos a los de otros. Así que, después de navegar un poco entre memes, ya sé lo que son, memes son secretos inconfesables. Me doy un paseo con la idea de los memes en la cabeza, y no se me presenta ninguno, pero igual acepto la propuesta de Mariana porque es mi amiga y porque la quiero, y me tiro de cabeza a esta, mi primera cadena de blogeros. Mariana, no te prometo que lo que escriba aquí sean ocho secretos e inconfesables, pero sí te prometo que escribiré ocho ;-)))

Nací en San Mateo, la fiesta de la vendimia, mis padres estaban viendo un partido de pelota cuando le clavé la uñita a mi madre para romperle la bolsa de agua. No fue por maldad, solo quería venir a las fiestas. Mis padres no terminaron de ver el partido y mucho menos pudieron ir al teatro y el ginecólogo tuvo que marcharse de su fiesta de disfraces para atender el parto de mi madre. Siempre he pensado que lo de que atendió el parto disfrazado de rumbero era una leyenda, hasta el otro día, que nos encontramos con él y mi padre me lo presentó: “es Manolo, el que te trajo al mundo” Y Manolo se rió y me dijo que ese parto nunca lo ha olvidado. También me contó el final de la historia, después del parto volvió a la fiesta y en poco tiempo se fue a casa.

Cuando era pequeña, puede que hasta los 5 años o tal vez 7, creía que los tobillos eran los riñones. Alguien me había enseñado la forma de los riñones y los tobillos debieron de ser lo más parecido que encontré en mi cuerpo, claro, ni sospechaba que también veníamos rellenos. Descubrí la verdad el día que le dije a mi madre, delante de sus amigos, que me dolían mucho los riñones. “¿Los riñones? ¿estás segura? Eres muy pequeña para que te duelan los riñones”, me dijo. Y entonces le señalé mis tobillos, que estaban negros y llenos de rozaduras de andar en bici. Lo siguiente que escuché fue una gran carcajada, y luego la triste realidad: aquello se llamaba tobillo (Mi pregunta entonces, ¿dónde estaban los riñones? Todo un misterio)

El primer regalo que me hizo el ratoncito Pérez fue un billete de 500 pesetas. Después de dar saltos de alegría con él en la mano tuve una gran idea: podía dar una sorpresa a toda mi familia. Corrí a mi habitación y me escondí con el billete debajo de la cama, donde lo corté en trocitos muy pequeños (lo más pequeños que pude). Cuando tuve todo el billete bien desmenuzado salí con él en las manos gritando “¡Sorpresa!” También fue una sorpresa la bronca me cayó, y puede que esta fuera mi primera decepción con la vida.

Cuando tenía cinco años pasé tres meses en la cama, en reposo absoluto. Recuerdo a mi madre sentada a mi lado, leyéndome cuentos y contándome historias, y a mi hermana, que me llevaba al baño en brazos y me dejaba andar desde la puerta hasta el inodoro y este paseo, el más largo que podía permitirme, me hacía tremendamente feliz, y también recuerdo el día que mi padre trajo un video a casa y me lo puso en la habitación, era la primera vez que veía un aparato así, y las películas de Mortadelo y Filemón que veía con mi hermano al lado. Y, sobre todo, me acuerdo de: “Agárrame ese fantasma”, una película de Abott y Costello que veía todos los días y, cada uno de ellos, me hizo reír como si fuera la primera vez que la veía.


Mi hermana me enseñó a conducir cuando tenía trece años. Me dijo: “estas son las marchas, este el acelerador, venga prueba”. Y probé. Lo que había delante era el coche de mi madre. Le rompí el intermitente izquierdo y volvimos a casa con la cabeza muy baja.

No tengo cosquillas en los pies. Mi hermano se las llevó un día después de muchas sesiones de cosquillas. Aún recuerdo cómo las carcajadas rebotaban por todo el edificio.

La primera vez que me desnudé delante de un chico tenía cinco años. Me quité la ropa y le canté una canción de amor. Tardé 23 años más el volver a hacerlo. En desnudarme de verdad, con el corazón, me refiero.

Tengo una amiga con la que solía salir a volar. Hacíamos piruetas en el aire y desde arriba veíamos cómo el mundo estaba lleno de magia. Después, algo nos llevó de vuelta a la tierra y, durante bastante tiempo dejamos de volar. Ni siquiera volábamos en sueños, y dejamos de creer en la magia. El otro día volví a volar, ella no venía a mi lado, desde arriba vi de nuevo que el mundo estaba lleno de magia y volví a la tierra riéndome. Cuando se lo conté me dijo que no, que una vez que dejas de creer en la magia nunca más la vuelves a recuperar. Pero yo sé que sí, que se puede recuperar, la infancia, la magia, las alas. Ahora solo quiero que confíe, que me de la mano.




Aunque no me gusta la palabra retar, me animo a hacer lo que Mariana ha hecho conmigo -porque la experiencia, en el fondo, me ha gustado- con Chus y con Marina, ¿Os animáis a escribir vuestros 8 memes? Como dice, Mariana, esto os pasa por escribir en agosto. Y añado algo más, por hacerlo tan bien.

agosto 17, 2007

Sin chistera

He conocido a dos magos. Él tiene los ojos azules y ella los tiene verdes. Hablan un lenguaje que todos podemos comprender aunque nunca antes lo hayamos hablado ni escuchado, se llama humanés. Con el lenguaje humanés llegan directos al corazón de la gente y le sacan la sonrisa. He conocido a dos magos. Son feroces, traviesos y tiernos al mismo tiempo. Su magia es buena, logran sacar lo mejor de la gente, y funciona, lo he visto con mis ojos negros. No llevan chistera ni juegan con cartas, no hacen que la gente se ponga a cuatro patas ni que ladre. Son sencillos, no llevan adornos, son lo que son y son lo más grande. Si te tocan sientes su energía y si te sumerges en sus palabras te pueden llevar al trance. He conocido a dos magos. Y he visto cómo les ponían alas a la gente. Alas suaves, como de aceite de oliva, pero invisibles. Y he visto a la gente salir volando después de pasar un rato con ellos, y volaban mirando al frente, tocando el cielo; y cuando han vuelto la cara hacia atrás ha sido solo para mandar una sonrisa, como una confirmación, un susurro: "Me siento bien. Gracias"

agosto 16, 2007

Magia

Después de varios días de fiesta parece que hoy todo vuelve a la normalidad. El despertador suena a las 7,30, remoloneamos un poco en la cama, dejamos que el olor a café se expanda por la casa mientras tú te preparas un bocadillo para el almuerzo. Después te vas y yo vuelvo al mar, a pasear con Quinua. Cuando miro el mar, me gusta visualizar cómo va a ser mi día: escribiré, leeré..., pienso, y volveré al presente. Me digo que no voy a escribir más recuerdos, que hoy comenzaré hablando del despertador, del café..., y respiro hondo para que hoy me entre por todos los sentidos. Paseo descalza por la orilla del mar, Quinua a veces me sigue moviendo la cola, otras da saltos a mi lado o corre como una loca detrás de los pájaros. Las olas acercan su espuma hasta la orilla y el sol pinta de amarillo buena parte del mar. Me paro a respirar el aire, inspiro y lo que invade ahora mis sentidos no es olor a pescado ni olor a mar. El aroma del incienso que llenaba la sala es lo que entra ahora por mi nariz. Un truco más de magia se cuela de forma inesperada. Y una imagen cercana, como una foto, se presenta justo delante del mar. Hoy también estáis conmigo.

agosto 15, 2007

Corazones de hilo

Me miras y ves que no me río. Me haces cosquillas, como cuando era pequeña, y te sonrío. Coges dos hilos y te pones a trabajar con las manos hasta que me puedes regalar dos corazones de hilo. Uno verde y otro morado. Me los pones sobre la pierna y me haces reír. Y entonces olvido que algo me hacía estar triste, porque compartes conmigo tu corazón, y tiene colores. Gracias.

agosto 14, 2007

Guateque

Chicos y chicas en una buhardilla de madera y alfombras de colores en el suelo. Una alfombra roja, una verde y otra azul. Luces que se apagan y luces que se encienden. Música de los sesenta, de los setenta, rock, pop y también opera. Bailes, saltos, manos que se cruzan, cuerpos que se chocan, que se abrazan, risas, carcajadas, sonrisas, y tu voz de fondo, cantando tu canción favorita. Brazos que se abren para acoger lo que venga. Cuerpos que sacan lo que llevan dentro, ligeros como un pájaro, felices como un niño. Amor dentro y amor fuera. Todos juntos y acompañados. Y nuestra mente es una. Ñam.

agosto 13, 2007

En busca de los bichos

Llegamos hasta allí en busca de los bichos. Nos habían dicho que era probable que al principio tratasen de despistarnos, de hacernos creer que no estaban allí pero que, en cualquier momento, cuando menos lo esperásemos, empezarían a saltar, y que entonces nos picarían y que hasta podrían hacernos daño. Nos llamaba la atención la experiencia, por eso nos aventuramos a ir hasta la casa de piedra. No éramos los únicos que habían ido a buscar a los bichos. En la casa de piedra había ya más personas. Ellos también acababan de llegar y estaban como nosotros, a la expectativa de lo que pasaría con los bichos. Al principio todos nos movíamos como despistados, se escuchaba el silencio, las pisadas de las hojas y el viento entre los árboles. En seguida, a medida que íbamos conectando con el resto de los habitantes de la casa de piedra, a causa de nuestra misión, las voces y las risas vencieron al silencio y, hasta hubo algún momento que casi nos olvidamos de los bichos que habíamos ido a buscar. O eso queríamos pensar. Nos levantábamos pronto para tener tiempo de seguir a los bichos mientras hubiera luz. Recorrimos caminos de piedras, retiramos hierbas buenas y malas y antes de que pudiéramos cogerlos, los bichos se animaron a asomar la cabeza y algunos recibimos los primeros picotazos. Las picaduras de los bichos no se alivian con pomada, por eso salimos al camino a buscarlos con las linternas, queríamos aplastarlos y acabar de una vez por todas con ellos. No nos esperábamos lo que pasó después del tercer día. Como el resto de los días, nos levantamos pronto para observarlos y salimos al camino para seguirlos. Después de observar durante todo el día cómo caminaban entre la hierba, nos dimos cuenta de dónde venían y, así de sencillo, comprendimos cuál era su misión. Por eso terminamos cogiéndolos con las manos, mirándolos de cerca y hasta los acariciamos. Nosotros y los bichos. Todos juntos. Dos a dos. Hasta dieciséis. En la casa de piedra.