noviembre 28, 2007

Compás

Y como si fuera parte de la nebulosa, aparece la niña. Y me muestra la diferencia entre el amor y el egoísmo. Al principio me siento avergonzada por no haberme dado cuenta antes. "No pasa nada, lo hiciste lo mejor que sabías", me dice ella. Y después despierto. Me queda tanto por aprender.

noviembre 26, 2007

Un barrapan




Cuando un amigo viene a pasar unos días a casa le abres la puerta y le dices que se acomode a su gusto, como mejor se encuentre. Y el amigo se acomoda y abre su maleta y esparce lo que trae por toda la casa y dice -y muestra- que se encuentra como en casa. Y entonces, nos dedicamos a disfrutar y a compartir lo que tenemos, lo que somos. Nos abrimos los bolsillos, los vaciamos sobre la mesa y dejamos todo al descubierto. Y cuando nos ponemos en marcha, vivimos historias que nos hacen -y harán- reír por mucho tiempo. Y la energía fluye, y nos vamos quedando los unos dentro de los otros. Por eso, cuando llega el domingo y el amigo hace las maletas y te dice que está listo para ir al aeropuerto, tú te haces el dormido porque no quieres que se vaya, porque nunca te han gustado las despedidas. Pero te levantas y le acompañas al aeropuerto, y durante el trayecto, sigues diciendo tonterías -el amigo también las dice- para que parezca que todavía no es domingo. Y cuando el amigo se baja del coche, y cuando el amigo te abraza y cuando vuelves a casa, y ahora hay huecos rodeados de polvo donde antes estaban sus cosas, un bicho -largo, como una serpiente- te corre por dentro hacia arriba y hacia abajo. Hasta que te das cuenta que ese echar de menos, entre amigos, es solo temporal.





Gracias Rapalita por estos días y por tantas risas.

noviembre 22, 2007

Confianza

Montarnos en el coche con el objetivo muy claro. Llegar y hacerlo. Volver a casa con el objetivo realizado. Y doblarnos de la risa delante de la chimenea. Brillante. Gracias.

Abrigo (2)



Me cubres del frío si tenemos una clase improvisada en el puerto: me agarras la cintura al andar y me proteges la espalda del viento cuando nos quedamos parados mirando las hélices y los timones de los buques. Me abrigas cuando nos metemos en la cama y las sábanas están tan frías como si hubieran estado tendidas en la noche del puerto. Me calientas con tu abrazo cuando despertamos por la mañana y el sueño aún no nos deja abrir del todos los ojos -cómo me gusta si además te ríes- Y me puedo dormir la noche entera al abrigo de tu piel. Y cuando la humedad o el viento se cuelan por las rendijas del hogar enciendes la chimenea y siento de nuevo tu abrigo. Muchas gracias, amor.

noviembre 21, 2007

Abrigo

Y puede hacer mucho frío, y ser de noche, y estar en el puerto, en invierno, con el pelo mojado y solo un jersey -nadie nos avisó de esto-. Y puede hacer frío de guantes y abrigo, un frío de encogerse. Y puedo sentir mucho calor y sentir que entre nosotros no tiene sentido el frío. Gracias por arroparme.

El mar

Las olas suben y bajan resbalándose por el mar como cuando sacudes una alfombra. Las olas crean espuma, se vuelven blancas y la espuma sube, baja y desaparece. El horizonte más lejano es azul marino casi morado y un buque planea sobre él. Cerca de la orilla, las olas suenan a piedras. Y las piedras se mojan y se mueven agrupándose cada vez en más montones. Y una ola sube más alto que las demás y al bajar, como un niño en un tobogán, el agua se convierte en una cascada sonora. Veo el mar, escucho el sonido del agua, siento el viento en la cara. Cierro los ojos por un minuto y al abrirlos el mar me parece más azul y más transparente; y sobre todo, me sorprende aún más su belleza.

noviembre 19, 2007

Mi abuela





Mi abuela nació en el año 1916, así que ahora tiene 91 años. Es una abuelita de verdad: pequeñita, con su pelo moreno y blanco rizado de moldeador, que anda sin necesidad de apoyarse en ningún brazo, se basta y se sobra ella sola con su bastón. Un abuelita que siempre sonríe, le parece bien todo lo que le cuentas y cualquier cosa nueva que le enseñas con ilusión le parece preciosa. Una abuela que se maneja perfectamente con los euros, que sabe la equivalencia en pesetas, que juega a las cartas sin gafas, que es capaz de leerse una novela en un solo día, sentada en el sillón con su bata rosa de puntos blancos. Una abuela que me cuenta historias si se lo pido y que me deja con la boca abierta. Que a veces habla a tropezones, que parece que le cuesta sacar las palabras de la garganta -habitualmente no habla mucho- y que cuando se ríe se arruga entera y le lloran los ojos. Una abuelita a la que dan ganas de abrazar todo el rato y de llenar de besos. A la que le cuelga la carne del brazo y es un placer tocársela, tan blandita. Me cuenta que la vida antes era muy distinta, y también que le ha tocado sufrir mucho en la vida, que también tendrá muchos buenos recuerdos pero que ahora no se acuerda, salvo de que tuvo el mejor marido del mundo, y también dos hijas, cinco nietos y, por ahora, cuatro biznietos. Me mira y mueve la cabeza de arriba abajo y me cuenta cómo toda su vida la ha pasado cuidando a los demás, -así sigue ahora, a sus 91 años- cargándose todo a la espalda, guardándose sus quejas y dolores, todo dentro, como si no tuviera derecho a quejarse. La abuela no tuvo celebración de boda -donde no había madre no se hacía nada y ni el abuelo ni yo teníamos madre- tampoco luna de miel porque tenía que dejar hecha la matanza antes de irse a vivir con su marido. Trabajó en la era, montaba en macho, la recogió un pastor morada en mitad de un campo, cuidó de una mujer a la que le acababan de segar el cuello, bajaba a Logroño andando -dos horas ida, dos vuelta- y ahora está aquí para contarlo -pero solo lo hace si le tiras de la lengua-. El abuelo se fue y la vida volvió a darle la espalda, aunque seguro que en algún lugar la estará esperando con un ramo de flores bien colorido; un amor así no puede terminarse nunca. Y a nosotros nos dejó un gran tesoro: la sabiduría de que el amor de corazón sí existe y es posible, un corazón grande y algún que otro aprendizaje más. Ahora solo quiero que mi abuela viva lo que le quede de vida lo mejor posible, que cuide de ella dejándose cuidar, que ya le toca, y que reciba calor en su espalda, y en su corazón. Se lo ha ganado, ya lo creo que sí. Yo doy gracias a la vida por ella.

noviembre 14, 2007

Movimiento

Tener ganas de llorar y llorar de risa, como hacía años, todo a la vez. Una mesa con cinco personas, y más de 300 años de vida sobre el mantel. Una partida de cartas, no recuerdo qué había que hacer. La rubia y la morena. El bien y el mal. El sonido de la televisión a tope por el día y la radio debajo de la almohada al máximo volumen por la noche. No puedo dormir, me molesta el camisón. Despertar llorando, acostarse llorando y a lo largo del día muchos buenos momentos que lo curan todo -qué sería sin estos momentos- me dices. Casi un siglo aquí y ahora me muevo si tú me llevas. Me pinto los labios y sonrío cuando me miras y si no me miras le permito a mi corazón que se encoja hasta hacerse más pequeño que una aceituna. No te preocupes, no te miro y mi corazón se encoge igual que el tuyo, parece una alcaparra, ¿qué te parece si los juntamos?Si te agarras de mi brazo te llevo a donde me pidas y el corazón se me ensancha de nuevo, créeme. Sabes más que yo, enséñame a caminar, te cojo del brazo con todo mi amor, tú solo tienes que dejarte llevar. Quiero cuidarte y darme todo mi cariño, con tantos años de vida dime si no te lo mereces. Y cuánto me alegro si sale el sol por la mañana para calentarte la espalda. El corazón se me rasga como una tela gastada cuando te quedas sin hambre por el dolor de espalda, el peso, el paso, los años, la vida. Y cuando veo que por fin te quedas dormida y descansas, respiro, y espero a verte despertar, aún te quedan muchas más sonrisas. ¿Jugamos un rato?

noviembre 12, 2007

Niños

Todo es juego para los niños: juego y descubrimiento gozoso. Prueban y ensayan todas las variedades del mundo: los desniveles, los colores, los árboles, los objetos fabricados y naturales, los animales, la tierra, el fuego, el aire y el agua. Juegan tanto , que juegan a jugar: juegan a emprender juegos que se van en puros preparativos y que nunca se cumplen, porque una nueva felicidad los distrae.

Jorge Luis Borges. (Extraído de Borges en Revista Multicolor)

noviembre 08, 2007

En zapatillas

La expresión ir a un examen en zapatillas de andar por casa nunca había sido tan real. Literal y metafóricamente. En fin, como dice mi amiga Magda, para el bienestar nada mejor que tomar lo que viene con sentido del humor. Hale.

noviembre 07, 2007

Incluso

Y seguir mirándonos así, y entrar en comunicación a través de los ojos. Incluso con la pantalla del ordenador por medio.

noviembre 05, 2007

La inspiración




Para Chus. Por su cumple, por ella, por su inspiración.


"Hay que imaginarse el escenario: los días todos iguales del Polo Sur, una atardecida eterna que arropa de desvaído azul un universo frío, plano y desamueblado. En el espacio que nos interesa recortar tal vez se puedan suponer, además de la superficie helada y blanca, tres o cuatro pingüinos a lo lejos, si acaso en un ángulo a la izquierda los deshilachados amagos amarillos de una aurora boreal. Poco más. Y frío, un frío abstracto y desacostumbrado para los termómetros.Pero en el centro de la escena está el iglú, como una redonda y rotunda provocación, Y en su interior, la historia: despaciosos sucederes presididos por el calor. Los padres se aman desnuditos bajo las blanquísimas pieles de oso, la abuela come a lentos puñados de un pescado blanco salpicado de rojo intenso en las agallas, y el hijo entretiene su mirada en el alegre bailoteo de las llamas en el fuego del hogar. Esa contemplación ensimismada le ocupa todas las horas; hay poco colegio por esas latitudes. No se trata de perder el tiempo, aunque lo parezca, como no se pierde el tiempo si se observa toda una tarde el vaivén del mar golpeando en la costa o el resto de la noche el cuerpo desnudo de la mujer que hemos amado. Los ojos del niño han subido y bajado al compás de las llamas durante horas y horas, y ahora tiene como dos brasas las pupilas. Afuera todo lo más quedará un solitario pingüino rezagado, el paisaje aún más plano bajo el peso de difíciles constelaciones. Es entonces cuando el niño casi lo susurra: «Bueno..., y yo ahora me pregunto...: ¿qué es un rincón?".



Hipólito G. Navarro(De Los tigres albinos) Ed. Pre-textos, 2000.