agosto 16, 2007

Magia

Después de varios días de fiesta parece que hoy todo vuelve a la normalidad. El despertador suena a las 7,30, remoloneamos un poco en la cama, dejamos que el olor a café se expanda por la casa mientras tú te preparas un bocadillo para el almuerzo. Después te vas y yo vuelvo al mar, a pasear con Quinua. Cuando miro el mar, me gusta visualizar cómo va a ser mi día: escribiré, leeré..., pienso, y volveré al presente. Me digo que no voy a escribir más recuerdos, que hoy comenzaré hablando del despertador, del café..., y respiro hondo para que hoy me entre por todos los sentidos. Paseo descalza por la orilla del mar, Quinua a veces me sigue moviendo la cola, otras da saltos a mi lado o corre como una loca detrás de los pájaros. Las olas acercan su espuma hasta la orilla y el sol pinta de amarillo buena parte del mar. Me paro a respirar el aire, inspiro y lo que invade ahora mis sentidos no es olor a pescado ni olor a mar. El aroma del incienso que llenaba la sala es lo que entra ahora por mi nariz. Un truco más de magia se cuela de forma inesperada. Y una imagen cercana, como una foto, se presenta justo delante del mar. Hoy también estáis conmigo.