mayo 23, 2008

¿Para qué?



Cuando era pequeña, pasábamos los veranos en una casa en medio del campo, entre el monte y el río Iregua. Veranos de zapatillas llenas de tierra, de bicicletas, de ranas y saltamontes. Vivían en la casa de al lado Rafa y Carmen, una pareja de la edad de mis abuelos, que tenían una huerta con fresas, una perra y varios gatos. Me encantaban los gatos, iba cada vez que podía a verlos ,y un día nos regalaros tres, como éramos tres hermanos nos dieron tres gatitos pequeños, como ovillos de lana. Los cuidamos en el tendedero, una especie de rincón secreto, apadrinados por el cariño de nuestro abuelo Narciso, nuestro cómplice. El mío, aún recuerdo que era muy blanco, se murió en seguida. A partir de ahí, crecí lejos de los gatos, como si les tuviera rencor, como si ya no les quisiera. Y ayer, justo ayer, apareció en nuestro camino –en el Puerto, donde trabaja el amor, él lo encontró- un gato recién nacido, aún estaba mojado de placenta. La madre lo había abandonado y no volvió a por él en toda la mañana, el amor cuidó de él con toda su ternura. Se iba a morir, así que cuando hablamos, nuestro instinto nos dijo que teníamos que cuidar de él. Pobre, era del tamaño de un móvil, se podía dormir entero en la palma de mi mano. Pensé, en la parte que me tocaba, que quizás mi encuentro con él tenía que ver con una parte de mi infancia con la que me tenía que reconciliar, con mi niña interior. Las cosas suceden por algo, para algo, así lo veo. Me ilusioné mucho con el encuentro. Lo cogimos, lo llevamos al veterinario, le compramos leche, se la dimos con biberón y jeringuilla, le dimos –estaba helado- todo el calor que pudimos, lo envolvimos en una manta de las de iberia y lo pusimos en una caja de zapatos. Esta noche, me he puesto el despertador para ir a darle el biberón –tenía que comer cada tres horas- y me lo he encontrado muerto. Qué sensación, el frío de la muerte, su rigidez.

En fin, aún me pregunto para qué llego a nuestra vida, para qué se fue tan pronto.

Supongo que lo mejor que podemos hacer es quedarnos con la sensación de que no murió solo. Nosotros estábamos con él. Y le dimos el cariño que pudimos darle.

Espero no dejaros tristes. Lo bueno es que la vida continúa y que mientras estemos vivos, tenemos que vivirla y disfrutarla. Cada segundo.
Gracias, gatito.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Jo. Como una mariposa. Gatito mariposa.

Gabriela dijo...

Querida Viky,
no he podido evitar las lágrimas, pero estoy segura que "dondequiera" que esté, ese gatito estará feliz. Porque se llevó todo vuestro amor con él.
Y eso vale tanto como una vida entera...
Besos miles,
Gabriela

carmen dijo...

¡Pero mira que nos ha durado poco el hobrinito!, ¡Qué cosa más bonita!

Eva dijo...

Me quedo con vuestra dulzura, vuestra ternura y vuestro corazón, esa capacidad de apadrinar y acoger a un ser que no tiene nada.

Pocas posibilidades tenía, pero se va conociendo el calor de unas manos, el latir de un corazón, un pulso, alguien que lo ha visto, lo ha considerado, lo ha acogido y lo ha llorado.

Os mando un abrazo desde Barcelona.

Por aquí, Gilligan dice que mientras estés vivo te va tocar ver las cosas más bellas y las más terribles también. Y la pregunta es:
que vas a hacer con eso?
puedes hacerle un sitio en tu corazón?

Eva dijo...

Hola Vicky, soy yo de nuevo, pero es que he soñado contigo...
y veía la hija de Marta, una compañera, un día que su madre estaba recopilando material de un actor y la nña le preguntó:
- mamá, quien es?
- es un actor muy famoso que ya se ha muerto
Y la niña dijo:
- ah, no importa, ya nos encontraremos en el oceano

Bsos

Viky dijo...

Muchas gracias Mariana por esa imagen tan bonita. Gabriela, por todo el cariño que desprendes. Eva, por compartir ese sueño conmigo, los niños y las niñas son tan sabios. Gracias a Marta por recordarme que cuando toque, nos encontraremos en el océano.
Feliz día para todas.

Anónimo dijo...

Algo parece me pasó a mi, pero mi niña aún vive conmigo tres años después.

Piensa que tú dedicación no difiere en nada de la mia, así pues, pensando un poco a lo Borgiano y dado que todo en el universo está conectado, podríamos decir que mi gata vive tanto gracias a mi como gracias a ti.

Gracias.

isabel dijo...

Hola bichito tanto amor el tuyo el vuestro no se ha quedado ahí seguro, no solo se lo ha llevado sino que además ha llegado a todos los que tenemos el privilegio de haberte leido y sentido, gracias por ser tan inmeeeensa, no cambies nunca.

Anónimo dijo...

seguro que el gatito supo que murió acompañado por vosotros, si ahora os mirara desde el otro mundo seguro que sonreiría, os guiñaría un ojo, y os diría: ¡muchas gracias, fue un gran intento!. Mi familia supo desde el primer día que yo no vine a aprender a vivir, sino que vine para aprender a morir.

Anónimo dijo...

un abrazo y gracias por vuestra sensibilidad

Viky dijo...

Petitcalfred,muchas gracias por tus palabras. Gracias también a tu gata. Mucha vida para ambos.