octubre 31, 2007

Carmen



Se me cae la baba cuando dicen que nos parecemos pero ¡madre mía! ¿alguien te ha mirado bien? Si eres preciosa, hasta poniendo cara de conejo. Sí, ya sé lo que estarás pensando, que podía haber puesto una de esas en las que salimos las dos haciendo el tonto, si total, son del mismo día, así también daría la cara yo, pero es que, reina, hoy es tu cumple y este es mi mensaje de felicitación ¡Doce años! Me gustas en esta foto y me gustas en todas, bueno, no recuerdo ni un momento en el que no me hayas encantado a lo largo de doce años. Una caja de sorpresas, desde el primer día, y aún me sigues dejando con la boca abierta, qué elegancia la tuya. Vale, estamos de acuerdo, a ninguna de las dos nos gustan los cumplidos: ni nos gusta gastar saliva en decir cosas solo por decirlas, ni nos gusta que nos digan cosas que nos provoquen la mínima vergüenza. Sí, nos gustan las tonterías -una cosa no quita la otra-, sobre todo si son graciosas y nos divierten y nos hacen reír. También en eso estamos de acuerdo: nos gusta mucho reírnos, disfrutar de la vida y pasarlo bien. Así que, bueno, aunque al pensar en ti se me abra de lleno el estómago y mi sensación de centro me toque el corazón, aunque me emocione pensando en todo lo que te quiero, en lo afortunada que me siento sabiendo que somos partes de nuestra vida; aunque me vuelva loca que me llames Viky-Carmen, y todo esto me lleve a tener ganas de rescatar muchos momentos vividos contigo desde que no eras más alta que la pata de la mesa del salón -y ya eras más grande que el cielo entero- para poder darte las gracias por todo lo que me has enseñado, por todo lo que disfruto estando contigo, no voy a hacerlo solo porque tenga un espacio para escribir lo que me de la gana. Eso serían chorradas, tú me entiendes. Me conformo con decir que me encantaría que siguieras arrugando la nariz y poniendo dientes de conejo para que nos riamos un rato, me conformo con que sigas animándome a rescatar peces muertos de la orilla para hacerlos revivir, con que de vez en cuando me cuentes algo sobre el hombre ese que era una bolsa de acelgas y sobre el otro, ese que siempre contaba chistes, con que sigamos siendo cómplices -aunque sea para hacer trampas a las cartas-. Me conformo con que cuando mires mi mano la veas abierta y sepas que está así para que la agarres cuando quieras, como cuando corremos en sueños por el bosque. Que seas muy feliz, preciosa.

3 comentarios:

carmen dijo...

¡Pero qué cosas más bonitas! La niña, la tía-madrina y el texto. Precioso. Tengo ganas de que venga Carmen y lo lea. Le va a encantar,seguro. Doy fe de que os parecéis un montón, algo que me encanta. ¡Qué pena que hoy no estés aquí Viki-Carmen!

Viky dijo...

Sí estoy, otra cosa es que no me veas :-))) Gracias.

woodstowsky dijo...

wow...
que bello.
bello blog y muy bella dedicatoria.

solo yegué aquí de casualidad y me puse a leer.

adios.