Puedes bailar si quieres: te descalzas y dejas que tus pies resbalen por el suelo, liberas tus músculos de tensión y te plantas de lleno en ahora. Nadie mira; tranquilo, tampoco yo. Cuando estoy a tu lado y agarro tu cintura y me apoyo en tu hombro, solo siento. Siento, respiro, me dejo llevar y me balanceo con el viento. Me agarro a la tierra con los pies y a la vida con el centro. Y me dedico a sentir. Y así, se puede bailar.
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2 comentarios:
Yo no sé cuánto de descanso hay en tanta inactividad; lo que sí sé es que hay muucho movimiento que, mientras se va esparciendo por todos los tejidos del cuerpo sin retroacción alguna en el sistema muscular, puede ir despertando uno a uno todos los pelos del cuerpo y hacerlos saltar de emoción.
Ventajas de vivir dentro de Macaria.Y con ella.
¿Todos, todos? ¿Estás seguro de que no hay ningún pelo que no se haya despertado? ¿Algún perezoso o despistado que se haya quedado sin saltar? Jejeje. Gracias, Macario. A mi también me gusta vivir contigo, y en ti.
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