octubre 06, 2007

Capaz



Puedes bailar si quieres: te descalzas y dejas que tus pies resbalen por el suelo, liberas tus músculos de tensión y te plantas de lleno en ahora. Nadie mira; tranquilo, tampoco yo. Cuando estoy a tu lado y agarro tu cintura y me apoyo en tu hombro, solo siento. Siento, respiro, me dejo llevar y me balanceo con el viento. Me agarro a la tierra con los pies y a la vida con el centro. Y me dedico a sentir. Y así, se puede bailar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo no sé cuánto de descanso hay en tanta inactividad; lo que sí sé es que hay muucho movimiento que, mientras se va esparciendo por todos los tejidos del cuerpo sin retroacción alguna en el sistema muscular, puede ir despertando uno a uno todos los pelos del cuerpo y hacerlos saltar de emoción.
Ventajas de vivir dentro de Macaria.Y con ella.

Viky dijo...

¿Todos, todos? ¿Estás seguro de que no hay ningún pelo que no se haya despertado? ¿Algún perezoso o despistado que se haya quedado sin saltar? Jejeje. Gracias, Macario. A mi también me gusta vivir contigo, y en ti.