septiembre 29, 2007

Magris

Todo escritor conoce bien, advierte fisicamente, la diferencia que existe entre lo que él escribe personalmente, para expresar su posición o un juicio sobre algo, y lo que dice hablando a través de sus personajes o sus pasajes, escuchando lo que le sugieren y lo que tal vez hasta ese momento ignoraba tener dentro de sí y esa es su libertad, su ángulo de trescientos sesenta grados abierto al mundo. En literatura no cuentan las respuestas dadas por un escritor, sino las preguntas que éste plantea y que son siempre más amplias que toda respuesta por exhaustiva que ésta pueda ser. También en la vida, por lo demás, las personas que cuentan para nosotros no son tanto las que comparten nuestras respuestas acerca de las últimas cosas, cuando las que se plantean nuestras mismas preguntas en torno a esas cosas.
La literatura tiene su férrea necesidad, pero ama el juego, la libertad de inventar la vida.
La literatura nos enseña a reirnos de lo que se respeta y a respetar aquello de lo que nos reímos.

¿Hay que expulsar a los poetas de la República? Claudio Magris

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