octubre 02, 2007

Prefiero el calor

Puedo respirar hondo tres veces, conectar conmigo y dejar salir lo que haya dentro. O puedo cerrar los ojos, seguir respirando a toda prisa, guardarme todo lo que llevo dentro y no compartirlo con nadie. Puedo elegir. Puedo saltar, brincar, llorar y después reír sin avergonzarme de nada. Puedo poner los pies en la tierra, descalzos, en contacto con el suelo frío. Dejar que el frío me llene el cuerpo hasta congelarme. Puedo meter los pies en mis zapatillas blancas y dejar que los pelos de algodón me abriguen como me abrigan las mantas de lana. Puedo dejar que el calor de los pies se extienda por todo mi cuerpo y abrazarte después y darte mi calor y compartir contigo todo lo que llevo dentro. Sí, puedo elegir. Y me quedo con la respiración honda, con la conexión, con el calor, con los brincos, incluso con los llantos -no más de los necesarios- . Me meto en mis zapatillas blancas y después dejo que el calor se esparza. Me siento mejor así. Mmm, qué gustito.

2 comentarios:

carmen dijo...

Uy qué calorcito, qué gustito!

El niño dijo...

Con esa mirada...Claro que puedes elegir lo que quieras...